lunes, 8 de febrero de 2016

LA SALVACIÓN ESTA EN TI



Una de las características principales que tienen las religiones institucionalizadas, incluso de aquellos  que saben cómo manipular a las personas para conseguir de ellas su voluntad y energía,  es el uso del “miedo”.

Hay dos sentimientos básicos del cual se derivan todos, el amor y el miedo.  Pues las religiones usan maravillosamente una combinación de los dos, pero sobre todo imponiendo subliminalmente el miedo.

No existe congruencia de predicar la tan conocida frase “Dios es amor”, cuando este castiga o da premios según el comportamiento de cada uno, de acuerdo a su creencia o incluso el  grado de sacrificio o mortificación. Peormente podemos hablar de “amor” cuando se habla de que existe un Dios que tiene elegidos.
   
Nosotros creemos en un ser al que le dimos el título de Dios, por una religión que nos vino del otro lado del mundo, que además fue impuesta y nos enseñó a temer a todo, sobre todo a este Dios, que está vigilante para castigarnos por todo lo que hagamos, e incluso a mandarnos a los infiernos (por él creados), solamente por no creer que Jesús es su único hijo y nuestro salvador. ¿Acaso eso es amor?
No soy  profesor en la materia de religión, pero mi experiencia dentro de las mismas, me enseñó a ver los lados oscuros de estas y como se puede manipular a la gente en base al “temor”, y es por eso que no solo las religiones lo hacen, los medios de comunicación son expertos en este tema; los políticos lo manejan muy bien y la milicia es supremamente practica en lo más alto de esta pirámide  que esta al  servicio al lado oscuro.

El uso del miedo en las religiones es fácil descifrarlo;  ellas te hablan de varios tipos de miedos que en su mayoría son injustificados: el miedo a la muerte, el miedo a la otra vida, el miedo al futuro, el miedo al castigo divino, el miedo al infierno, el miedo a la maldición de los dioses, el miedo a no cumplir con la voluntad del Supremo, el miedo a no agradar a Dios, el miedo a que los sacrificios, penitencias, ayunos y mortificaciones  hechos para Dios no sean de su agrado , el miedo a decir lo que uno piensa y un sin fin de miedos que consiente o inconscientemente llegan a dominar nuestras vidas.

Con los conocimientos que tenemos ahora, cada vez nos sorprendemos cuan infinito y grande es el universo. Pero en este caso, en un pequeñísimo espacio de tiempo y en un minúsculo planeta de este inmensurable universo, hace pocos años atrás,  aparece un ser que habla a los “elegidos”, y estos al escuchar su voz y no encontrar una explicación lógica,  enseguida lo llaman Dios”.  Últimamente se los llama “contactados” y si vamos más allá,  a los que escuchan voces, la ciencia los llama “esquizofrénicos”.

En el caso de la religión dominante en América, según sus enseñanzas, este Dios le pide a Abraham que mate a su hijo Isaac como prueba de su lealtad.

Parece que la mayoría de  creyentes en esta religión se vuelven  ciegos que no ven  el uso de la violencia y hasta el asesinato en este caso.

Nos enseñan a creer en un ser al  que llamamos Dios, cuya primera prueba de lealtad es el sacrificio humano. Después este mismo ser pedirá a sus elegidos que maten a todo aquel que no crea en él, ordenara invadir y saquear pueblos enteros, incluso matar a mujeres y a niños.

Luego de que el sacrificio de Abraham fuera detenido,  este ser le hace dos promesas: que de la descendencia de Abraham vendría  su pueblo elegido, y otra, en que en un futuro ellos serían dueños de una tierra prometida que emanaba miel y leche  en donde tendrían prosperidad y abundancia.
Si ustedes son padres familia y tienen varios hijos, basta decir que uno es el preferido para provocar la discordia entre hermanos, y peormente en un mundo tan basto, ofrecerles un pedazo de tierra como propiedad, donde incluso ya habitaban otras personas. Estas promesas son dignas provocar masacres.
Parece que este ser al que la gente llegó a llamar “Dios”, conocía perfectamente el principio  que sirve para que pocos se mantengan en el poder  - “Divide y vencerás”.

A cambio de favores,  les pide una lealtad tremenda ya que se presenta como el único Dios, y empieza a dictar sus deseos como mandamientos, en los cuales habla claramente de que si no obedecen sus instrucciones, toda la familia, incluso su descendencia será maldecida  por  varias generaciones. Otra vez nos hacemos la misma pregunta  ¿Acaso esto es amor?
-          No, el amor jamás maldice.

Luego de que  los “judíos” pasan varios tipos de peripecias en el desierto,  muchos religiosos lo interpretan que son pruebas  para demostrar su lealtad hacia este ser, que se hizo pasar por Dios, parece que el mensaje subliminal que nos está dando es  “Mientras más sufres, más fiel me eres”….

Es como una relación sado masoquista, en la cual el que recibe el sufrimiento, llega a considerarlo como voluntad de Dios y defiende a capa y espada este tipo de violencia como una manera de trascender o agradar al “Padre”, que por supuesto es macho y además le llaman “El Señor de los Ejércitos”. Luego nos quejamos del porqué hay tanta violencia en el mundo.

¿Acaso no estamos defendiendo este tipo de violencia?

No nos damos cuenta que la religión no nos ha enseñado a amar, más bien ha infundido el odio y el miedo entre nosotros.

Al final resulta que esta tierra prometida jamás existió, el pueblo de Israel estaba habitado por los palestinos, y los judíos con el pretexto de que  “Dios me dijo que esto era mío”, hasta ahora se viven matando, porque de la descendencia de Isaac, de un hijo, Jacob, aparecieron los Judíos, pero del otro, Esaú, aparecieron los musulmanes.  Todo bien programado para que los seres humanos se sigan peleando y matando en nombre de Dios.

Como este ser no está contento con sus elegidos ya que resulta que los llamo “pecadores”, y parece que nada satisface su necesidad de sangre y muerte,  como lo hizo con  diluvio universal,  la destrucción de Sodoma y Gomorra, o haber asesinado a casi un millón de sus elegidos en su travesía por el desierto. Su sed de sangre es insaciable, luego  empieza a pedir sacrificios de animales; no uno, ni dos, sino cientos y miles, a cambio de liberar del castigo  a los humanos por su ira divina.
Luego los seguidores de esta religión se asustan afirmando  que no son  tan ignorantes como los indígenas que hacían sacrificios humanos. No hace falta, en el transcurso de la travesía hasta la tierra prometida, este ser ya sacrifico a miles.  Y a través de la historia gracias a este ser, se ha derramado  la sangre de millones de seres humanos.

Pero sigamos con la manipulación a través del uso del miedo, en este caso “el miedo al futuro que nunca llega”.  Cada vez que alguna profecía se cumplía, aparecía la voz de este ser, aduciendo que no está satisfecho con su pueblo, y clamaba más sangre y penitencia.

No es de asombrarse que pasé lo mismo con las apariciones marianas. La virgen expresa que  Dios no está satisfecho con el comportamiento humano,  por eso pide  que  le construyan templos donde la gente le vaya a dejar todo su sufrimiento, pero el mensaje principal se vuelve en  – Haced penitencia, ayuno y rezad el Rosario.

En el rezo del rosario se repite 50  veces – Ruega por nosotros que somos pecadores. – Sin contar el Padre nuestro en el cual también  decimos  – Perdona nuestras ofensas. - En pocas palabras de tanto repetir que somos pecadores, terminamos convenciéndonos de que somos malos, dignos de castigo  y que necesitamos un redentor.

Para el que tenga entendimiento… el sufrimiento sigue siendo el alimento de lo que los seres humanos hemos llegado a llamar  “dioses”. Para los entendidos, hay seres que  se alimentan del sufrimiento. No les parece algo raro que haya tantas coincidencias. Los que están el en Poder… ¿Acaso no se alimentan del sufrimiento humano”. 

Y seguimos con la manipulación del miedo al futuro o que en el futuro vendrán mejores días para nosotros.

Este ser promete a través de sus profetas, que va a venir un salvador, al cual nos redimirá de nuestras culpas.  En pocas palabras, el Universo, según los científicos tiene 15 mil millones de años, y a nosotros , en apenas una mil millonésima de segundo, en relación a este tiempo, nos convencieron de que somos un error de la creación y que somos pecadores.

De esa manera a nosotros se nos representa como los corderos que somos cuidados por un buen pastor que evita que el lobo se nos coma.  ¡Que ingenuos que somos!  A la final el cordero va a ser sacrificado, su carne vendida  para ser consumida, su lana será para el  servicio para otros. En pocas palabras, el buen pastor, será el mayor beneficiario de este sacrificio. Si no lo entienden todavía, el cordero será utilizado por el pastor para su beneficio.

Entonces viene Jesús, que resulta según la religión ser nuestro salvador. La gente creía que iba a sacar adelante al pueblo judío, pero no resulto cierto. Se formó otra religión a través de él. Tal como él lo dijo – Yo he venido a traer división.

Pero otra vez resulta que la salvación no llegó, sino que hay que someterla a otro ritual de sufrimiento extremo. Su padre pide el sacrificio en la cruz para el perdón de los pecados. Un ritual sangriento y sumamente doloroso que tampoco deja satisfecho al padre. Este ritual de sacrificios se lo hace  con el justificativo que así nosotros no iremos al infierno cuando dejemos esta existencia.

¿Acaso eso no  es extrema violencia? – Y justificamos tanto ese sangriento hecho, porque estamos tan convencidos de que somos “pecadores”  que llegamos a sentirnos tan culpables, sin  ni siquiera haber conocido a Jesús.

Para colmo… “Jesús resucita”. –  ¿Están realmente convencidos de que resucitó?

Les voy a explicar lo que realmente significa “resucitado”. Significa que un ser humano que murió, revivió  dentro de un tiempo en el cual su cuerpo estuvo científicamente muerto, o en esos tiempos, sin señales de vida. Para comprobar esta resurrección hay que ver de nuevo al cuerpo tomando vida, y poder palparlo.

En este caso, según las escrituras… Jesús aparece y desaparece…. Algunos pueden tocar su cuerpo, otros ni siquiera lo reconocen, su cuerpo puede atravesar las paredes….

Un cuerpo resucitado, nunca aparece o desaparece a su gusto.  A estos fenómenos en la actualidad tomarían otro nombre, pero no se podrían llamar jamás  “resurrección”.

Pero sigue el manejo de que el futuro será mejor con la dosis de miedo que nunca falta en la religión.
Jesús se vuelve a aparecer a sus discípulos y es llevado al cielo por un mecanismo que actualmente  lo conocemos como  OVNI”… pero para los creyentes, se fue al cielo… ya sabemos que arriba de las nubes no existe el cielo que nos hicieron creer, sino que existe el infinito,  donde parece que el padre de Jesús habita, ya que repetimos constantemente y sin entender lo que significa  - Padre nuestro que estas en los cielos.

El martirio aquí no acaba, no hay tierra prometida, no hay salvador, no hay elegidos, Dios no está contento nunca.  El mesías promete que volverá luego. No sabemos cuándo, pero volverá  para juzgarnos y llevar con él a sus elegidos.

Mientras eso pase, - “Mátense entre ustedes en nombre de Cristo”.

Luego, paralelamente, de la misma descendencia de Abraham, se le aparece el Arcángel Gabriel al  que luego llamarían el  profeta Mohamed más conocido como Mahoma, el  fundador del Islamismo o religión Musulmana. El mismo Arcángel Gabriel fue el que se le apareció a María avisándole que va a ser la madre de Jesús.

En este caso, Gabriel le dice a Mohamed, que Jesús no es el Mesías,  sino que es otro profeta más. Le empiezan a dictar leyes y más leyes, cosa que hacen todos los dioses, pero siempre poniendo lo masculino sobre lo femenino. La mujer debajo del hombre. Causando el desequilibrio en el interior del ser humano.

Los Dioses o mensajeros saben cómo manipular a los seres humanos y volverles borreguitos dividiendo todo en masculino y femenino, separando estos principios complementarios, odiando sobre todo a la mujer y todo lo que se parezca, por eso es el odio hacia los homosexuales.  Nada se puede parecer a la mujer,  lo femenino es malo.

De esa manera, el principio masculino prima, pero totalmente mal entendido, se vuelve destructor, y al carecer del principio femenino,  la creatividad se va anulando poco a poco de la mano de la fertilidad y el principio de abundancia.

Gracias a estos mensajeros que han aparecido en varias religiones, el ser humano se ha dividido tanto que han muerto millones asesinados, torturados, humillados a causa de estas creencias. Y hasta que Jesús vuelva, no sabemos cuántos más tendrán que morir.

No se puede predicar el amor de la mano del miedo y el castigo.  Peormente decir que Dios odia el pecado, porque el odio en sí ya es un pecado.

En pocas palabras, ser profeta es fácil. Solo hay que profetizar hechos negativos.

Hasta ahora no encontramos ningún profeta que hable sobre asuntos positivos, ni siquiera en el cristianismo, porque para que Jesús venga, lo principal será pasar tribulaciones, y ni siquiera eso frenará el sufrimiento, ya que después del supuesto rescate, habrá 1000 años de sufrimiento más en el cual este Dios, dejará que su enemigo siga haciendo daño.

El futuro nunca llega, lo único que tenemos es el presente. Por eso, en el aprendizaje espiritual y humanístico sano, nosotros valoramos el presente, pero sobre todo nos valorarnos a nosotros mismos como una creación maravillosa del Universo o de un poder superior que es amor con un poder creativo ilimitado que solo hace falta redescubrirlo.

La salvación no está en el futuro, no está en un mesías, no está en un templo, ni en una creencia. Cada día, uno escoge si ese día será salvo o se hunde.   Cada día uno escoge si es honrado o deshonesto, cada día uno escoge si se hace daño o vive una vida sana, incluso cada día uno escoge lo que le conviene o lo que no le conviene.

No necesitamos salvadores, ni redentores, ni gurús, ni líderes, ni intermediarios a los cuales les entregamos ese poder. 

La salvación para que cada día vivas una mejor vida, está en ti.

Tú decides…

FRANCISCO GUAYASAMIN

1 comentario:

Anónimo dijo...

Un hombre de ciencia puede leer docenas de libros en su vida,
pero aún sabe que tiene mucho por aprender.
Un fanático religioso, apenas lee uno y cree que lo sabe todo.