En 1992 fui ir
a trabajar a Cuenca. Ya me advirtieron:
“Es una ciudad “hipócrita y mojigata”. Sé que esto les puede doler a ciertos
cuencanos, pero así es como piensan la
gente del resto del país sobre su modus vivendi, sin darnos cuenta que en
Ecuador a pesar de gritar a los cinco vientos que es un país católico, la
mayoría de gente tiene una doble moral.
Cuenca era una ciudad sumamente conservadora, curuchupa, con letreros en las puertas de las casas que
advertían: “Somos Católicos, no moleste. En lo que pude experimentar sobre la
gente “curuchupa”, vi que esta actúa
con una gran dosis de hipocresía. Una
persona que se auto califique como “curuchupa”, es una persona indigna de
confianza.
Viví con los carmelitas descalzos, en la
Virgen de Bronce. Y sí que experimente lo que era la hipocresía. Por adelante
era “Francisquito” pero por atrás, el puñalaso. Pero también aprendí de un buen sacerdote, que el único camino para salir todos adelante
es la “solidaridad”.
Dentro de la comunidad religiosa que yo vivía
existía un prior con un carisma increíble, una apariencia de santidad e
intelectualidad que evocaba admiración en los miembros de su rebaño, y una
presencia que evocaba a las mujeres desear
pecar e irse al infierno con él.
En su vida privada este curita no era el “santo
hombre” que todos imaginaban. Frecuentes amoríos, vida sexual activa y
para colmo era amante de la esposa de su mejor amigo. Justamente cuando algún postulante o novicio se daba
cuenta de sus actividades sexuales secretas
y lo cuestionaba. Aparecía “el poder”. La mejor forma de liberarse de aquellos era acusarlos
ante a sus superiores que “eran
homosexuales”.
Jamás él les decía a los afectados la verdad sobre la acusación que hizo ante
sus superiores. Para expulsarlos, él les
decía – No tienes vocación.
Era triste ver como jóvenes que no eran homosexuales y tenían posiblemente más
vocación de servicio que este simulacro de cura, eran despojados de sus sueños
de servir a los demás solo por las ansias de poder de un ciego espiritual.
Ahora a este acto en el activismo lo llaman “empoderamiento”. Lo irónico de
este caso es que descubrí que este hombre que despertaba bajas pasiones en las
mujeres, también lo hacía con los hombres.
Los hombres que tenían sexo con hombres en Cuenca, hacían lo mismo. Regaban la
voz acusando a aquel con quien ellos
habían tenido relaciones sexuales, que el otro era “homosexual”. No daban las fuentes de cómo lo sabían. Solo
aseveraban que el otro era el “maricón”. Ellos “No”. Esta experiencia fue el
culmen de varias anteriores y que me ayudaron a
validar mi hipótesis que había estado gesticulando en mi mente en varias
investigaciones. En el mundo de las
religiones “El máximo enemigo del homosexual, es el mismo homosexual”.
No solo en el mundo de las religiones, también en el mismo ambiente gay, comprobaba que somos los mismos
homosexuales los máximos
homofóbicos.
La mojigatería e hipocresía, por la doble vida que teníamos que llevar, está
inmersa fuertemente inmersa en nosotros, Por eso cuando veo a ciertos simulacros de activistas gritando
a viva voz: “La homosexualidad no es enfermedad, la homofobia sí” sale dentro
de mi una risa sarcástica e irónica.
Pero la olla de presión de tanta hipocresía explotó en Cuenca. Fue
allí fue donde empezó el movimiento
para que la homosexualidad se despenalice en Ecuador.
Actualmente leemos en el historial de esta epopeya como aparecieron los héroes
de la película. Pero ustedes se han preguntado
- ¿Dónde están los que realmente fueron los que dieron el primer grito de independencia
GLBT? .
- ¿Qué paso con ellos?
A los actores principales, a los que fueron víctimas, a los que denunciaron
este atropello, se les invisibilizo totalmente. Los han quitado del mapa. Ahora aparecen las grandes fundaciones sobre
todo de Quito, que escriben en su historial
que gracias a ellos se despenalizo la homosexualidad en Ecuador.
Actualmente en Cuenca, se sigue con el
mismo error. Se confunde de que porque ya se tiene bares gays, ya están avanzando pero el terror de gays , lesbianas
y bisexuales profesionales y maduros
sigue. Gran parte de ellos siente miedo
de que su familia o conocidos se enteren de su orientación sexual, y no van a estos sitios gays debido a que
temen que sea el mismo gay cuencano que los denuncie como ya ha pasado en
varias ocasiones anteriores.
Eso no pasa solo en Cuenca. Si hablamos de mojigatería e hipocresía. Lo sigue
pasando en el resto de ciudades, incluso las que se dan de “mente abierta”.
Deje de asistir hace vario tiempo a las reuniones de las organizaciones tanto
GLBT y las VIH SIDA, porque la mojigatería y la hipocresía son base de sus
reuniones. Lo que escuchaba era: - Primero yo, segundo yo, y tercero yo. En pocas palabras: Yo quiero figurar. - Yo quiero ser reconocido. - Yo quiero ser
admirado.- Yo quiero viajar
– Yo tengo la razón – Yo pienso así – Yo opino así,,, y tal como soy yo,,,
tiene que ser el resto… Todo se basaba en el Yo, yo, yo… El resto… vale un
comino… El resto simplemente es un
instrumento para que YO obtenga lo que
YO quiero. En esas reuniones jamás el “Yo” mojigato dejaba espacio para la
solidaridad, peor a la honestidad, y muy difícilmente a el ser “real”. Y eso
sigue pasando hasta ahora.
Este artículo me pidió que lo escribiera una cuencana aduciendo que su ciudad
tiene la fama de mojigata e hipócrita… pero… Cuando veo a gente que abraza a sus amigos
afectuosamente le dan un beso en la
mejilla, para luego ante otros destruirla.
Cuando veo los sitios web para gays,
donde la mayoría hambriento de sexo
posan desnudos sin enseñar su rostro para que se los coman, pero si alguien
muestra su cara, el resto lo calificara de “indecente”, “indigno” y hasta aducirán -
Poso desnudo porque no tiene nada que perder”.
Cuando el promiscuo ciegamente advierte
a otro - No te lleves con él porque es promiscuo.
Cuando veo en el ambiente gay a varios
presumir que tienen dinero, pero al hablar se les nota de que carecen de
educación.
Cuando veo a gente que se escandaliza porque hay aparecen mujeres mostrando sus
tetas en las revistas o en la TV, pero no se escandalizan para nada al comprar
periódicos donde el principal tema es “la sangre derrramada por causas
abusurdas”.
Cuando veo gente en los grupos religiosos, en
las reuniones de fundaciones en VIH, GLBTI, derechos humanos,
adopciones, defensa de menores de edad, feministas, que gritan a los cinco
vientos lo bien que hacen su trabajo, y por otro lado son gente corrupta.
Cuando decimos orgullosamente que somos
una sociedad cristiana, pero los medios de comunicación están llenos de
violencia, crímenes, muerte, programas
basura y los accionistas de estos medios o patrocinadores de estos programas
son gente que pertenece a estos grupos religiosos.
Cuando hablan que “la familia es la base de la sociedad”, pero en su gran
mayoría de familias el hombre maltrata a la mujer, los abusos sexuales contra
menores de edad son cometidos por los mismos familiares, los abortos son
cometidos porque justamente los defensores de este slogan no supieron asumir su
responsabilidad.
Cuando hablamos de compasión pero no nos inmutamos ante el dolor de otros pero
el de los animales.
Cuando el mismo homosexual homofóbico, acusa a la sociedad de ser homofóbica.
Cuando veo que los famosos matrimonios gays que se hicieron en Ecuador, solo se
hicieron por buscar la fama, o el reconocimiento de alguna organización, incluso algunos que hicieron su unión de
hecho sin afecto y amor alguno.
Cuando hablamos, peleamos por nuestros derechos y pisoteamos el derecho de
otros, sobre todo el derecho a la vida, como es el que haya personas viviendo
con VI H y transmitan el VIH a otros, o ciertos lideres GLBTI hagan campañas a favor
de matar una criatura viva dentro del vientre de una madre.
Cuando hablamos fuertemente de la lucha contra el sida, y se promueve a hombres
que tienen el VIH a que practiquen sexo sin protección, se les da preservativos
que se rompen, se experimenta con seres humanos para que esos tengan sexo sin
preservativo y en base a pastillas no se infecten, se protege a líderes irresponsables que dan
falsas enseñanzas sobre el VIH que son
prácticamente genocidas, se pone en
liderazgos a gente con problemas mentales, adictos al sexo, adictos a drogas, y
hasta gente que prácticamente ya no tiene conciencia.
Cuando algunos dirigentes de organizaciones en VIH
SIDA aducen que es el discrimen y el
estigma les impide salir adelante,
siendo ellos mismos hablan mal de otros, critican, mienten, discriminan y
estigmatizan a quien no esté de acuerdo con ellos.
Cuando los activistas GLBTI y en VIH SIDA, piden tolerancia, y son intolerantes
ante las creencias religiosas o espirituales de otros.
Cuando en las reuniones de VIH presumen de cuanto han avanzado pero solo piden dinero, dinero y dinero para luego
presumir de los viajes “incluso de turismo sexual” que algunos han realizado.
Cuando las organizaciones en VIH piden la privacidad del paciente, pero los
chismes sobre personas viviendo con VIH y otros… vuelan.
No, no solo Cuenca tiene esta
característica, la sociedad es mojigata e hipócrita.
Por eso yo aprendí que para ser libre y vivir bien… jamás tengo que vivir de lo
que dirán los demás. Aprendí a no
aferrarme a nada. A no hacerme daño y no hacer daño a otros.… Es tan simple… la
hipocresía se elimina “viviendo en verdad”. Y una vez que se entierra a la
doble vida… uno al fin aprende a ser “real”.
Francisco Guayasamin
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